jueves, 31 de marzo de 2011

“Se gana y se pierde; se debate muy fuerte, no se persigue a la prensa”

Por Lucy Laura Iturbe Santillán
Esta fue una de las declaraciones que dio el presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Felipe Calderón, en la entrevista publicada por Javier Moreno para El País, titulada “Para ganar una batalla tienes que ir por ella”. Pero ¿será cierto que no hay una libertad de prensa? ¿De verdad se puede opinar libremente en nuestro país? Si bien es verdad que en los últimos años ha habido una mayor libertad para los medios de comunicación, o al menos más que en sexenios anteriores, también es cierto que cuando un medio toca un tema “perjudicial” para intereses particulares de personas poderosas, o políticos, o criminales (especialmente narcotraficantes, el tema que está “de moda” en nuestro país), este derecho es, de alguna manera, coartado por ese poder ($) y entonces, la Teoría de la libertad de prensa en Las Cuatro Teorías de la Prensa de Siebert, Peterson y Schramm, no está siendo respetada, poniendo en peligro el trabajo del periodista y en el peor de los casos, su vida o la de sus familiares.
“Los ataques al gobierno, a los funcionarios o a los partidos políticos no se deben castigar” pero ¡cuidado!, si alguien se mete por ese callejón, probablemente recibirá llamadas para amenazarle por poner “en riesgo” la imagen pública del personaje, o quizá será uno más de la lista de víctimas en México gracias a que alzó la voz.
Sin embargo, cabe la posibilidad de que otra teoría que se puede aplicar muy bien en la situación actual de nuestro país es la de la Teoría autoritaria, en la que los medios de comunicación transmiten lo que el gobierno les dice que deben transmitir (por no decir lo que les conviene que transmitan), y gracias a ello la audiencia cree que tiene el gobierno que los medios le representan. Por ejemplo, no hay día que no se transmita un comercial sobre los narcotraficantes que el ejército ha capturado, pero ¿qué hay de las cifras de las personas muertas por la captura de tales personas? Se nos muestra sólo el lado positivo de las cosas, como que “el Ejército mexicano es un Ejército valiente, un Ejército popular, un Ejército leal y un Ejército eficaz”, pero rara vez mencionan el proceso por el que el detenido fue capturado, y el número de balas que en medio de personas inocentes se dispararon.
Lo mejor es, como dicen por ahí, creer sólo en la mitad de lo que se dice, y la otra mitad, dejarla a criterio de cada quien.

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